Resumen
El mundo digital está presente en la mayoría de nuestras actividades laborales y cotidianas. Cada día, millones de personas utilizan Internet para buscar información, reservar mesa en un restaurante, pagar impuestos o pedir cita médica. Sin embargo, todas estas acciones para tareas personales, y otras que se realizan como parte del trabajo, como enviar un correo electrónico a un cliente o utilizar una hoja de cálculo para definir un presupuesto, requieren competencias digitales: habilidades para utilizar dispositivos digitales, aplicaciones de comunicación y redes para acceder a la información y gestionarla. A pesar de su importancia, el conjunto de la población y de los trabajadores de la UE está aún lejos de ser competente digitalmente al 100%. Afortunadamente, el marco DigComp de competencia digital de la UE ofrece una referencia clara de competencias digitales generales para todas las actividades de formación, mejora y reciclaje de ciudadanos y empleados. También existe un estándar europeo EN 16234 que ofrece un modelo común de competencias para los profesionales de las TIC. Ambos modelos, junto con los múltiples esfuerzos respaldados y apoyados por la Comisión Europea, han permitido la disponibilidad de herramientas de autoevaluación, formación y certificaciones para mejorar y acreditar las competencias digitales.
Palabras clave: Competencias digitales, DigComp, evaluación de competencias, certificación de competencias, EN16234.
1. Introducción
El mundo digital impregna ya muchos aspectos de nuestra vida cotidiana. Utilizamos motores de búsqueda para conocer el resultado de un partido de fútbol, gestionamos dinero a través de la banca electrónica, reservamos vuelos o alojamiento en portales de viajes, usamos aplicaciones de mensajería para chatear con amigos y compartir fotos y vídeos. Incluso, usamos la web de la agencia tributaria para pagar los impuestos. Todas estas acciones requieren competencias digitales para poder ser eficaces y eficientes. Las competencias digitales básicas son un paso hacia el aprendizaje de muchas otras opciones nuevas. Dan confianza para utilizar la tecnología en el trabajo, en los estudios y en la vida cotidiana. Muchos trabajos ya requieren competencias digitales, incluso aquellos que no exigen altos niveles de cualificación o experiencia, por ejemplo, trabajar en un almacén, o como dependiente en una tienda, para controlar las existencias y el inventario. Pero el trabajo de otros especialistas con cualificaciones superiores también depende ahora de las competencias digitales, incluso en profesiones tradicionales: por ejemplo, los biólogos necesitan trabajar con complejas representaciones digitales en 3D de las estructuras de las moléculas y los abogados consultan ahora grandes bases de datos jurídicas para estudiar los precedentes de un caso y todos los aspectos de la legislación.
Sin embargo, hoy en día, solo el 54% de la población tiene las competencias digitales necesarias para el mundo digital en el que vivimos (Comisión Europea, DESI 2022). Uno de cada seis europeos de entre 16 y 74 años no tenía ninguna competencia digital y uno de cada cuatro de ese grupo solo tenía un nivel bajo de competencias digitales. Si nos fijamos en el mercado laboral, vemos que hasta el 35% de la población activa carece de competencias digitales básicas, mientras que el 90% de los puestos de trabajo las requieren. Esto se combina con una dificultad real para encontrar y atraer talento digital, lo que hace difícil cubrir todas las necesidades de los empleadores. De hecho, el 58% de las empresas señala serias dificultades para contratar especialistas en TIC (López et al., 2019). Datos similares han sido difundidos por la Coalición para las Competencias y Empleos Digitales, una asociación de organizaciones de los sectores público, privado y sin ánimo de lucro que trabaja para hacer frente a la escasez de competencias digitales en toda Europa: se confirma la relevancia del desarrollo de competencias digitales para el empleo y para la Sociedad en la UE.
Al analizar el mercado laboral, la información disponible confirma la necesidad de competencias digitales para el empleo. Los datos del CEDEFOP (la agencia de la UE para el desarrollo de la educación y formación profesionales europeas) muestran la importancia de las competencias digitales para el empleo, ya que el 71% de los trabajadores de la UE consideraba, ya en 2015, que necesitaba algún nivel fundamental de competencias digitales (19% básico o 52% moderado) de competencias digitales para desempeñar su trabajo. Además, un 14% necesitaba un nivel avanzado de TIC, el mismo porcentaje de los que afirmaban no necesitar ningún tipo de competencias tecnológicas en su puesto de trabajo. Datos más recientes sobre las competencias que demandan los empleadores, extraídos de la herramienta OVATE del CEDEFOP y basados en millones de anuncios de empleo en línea en 28 países europeos, extraídos de la herramienta OVATE del CEDEFOP muestran algunos grupos de competencias digitales mencionadas explícitamente por los empleadores: por ejemplo, "Trabajar con ordenadores" es la cuarta más mencionada, citada por el 35,8% de las ofertas en todos los sectores. Muchas otras ofertas simplemente asumen que los candidatos tienen dichas habilidades.
La importancia de las competencias digitales también está presente en la Recomendación del Consejo sobre las competencias clave para el aprendizaje permanente (Consejo de la Unión Europea, 2018): destaca claramente la importancia de las competencias digitales tras confirmar que el 44 % de la población de la UE tenía competencias digitales bajas o nulas (19 %) en 2018: en 2021, el 54 % de la población de 16 a 74 años tenía, al menos, competencias digitales generales básicas (DESI 2022).
2. Definiciones
Antes de definir qué son las competencias digitales, conviene aclarar algunos términos más generales, esenciales para una buena definición. Estos términos son los siguientes (Comisión Europea, 2019):
- Competencia: es la capacidad demostrada de aplicar conocimientos, habilidades y actitudes para lograr resultados observables. Por ejemplo, la competencia "Programación" puede describirse como "Planificar y desarrollar una secuencia de instrucciones comprensibles para que un sistema informático resuelva un problema dado o realice una tarea específica".
- Destreza o habilidad: es la capacidad de llevar a cabo procesos y utilizar los conocimientos existentes para lograr resultados. Por ejemplo, "Capaz de verificar y modificar qué tipo de metadatos (por ejemplo, ubicación y hora) se incluyen en las imágenes que se comparten, para proteger la privacidad".
- Conocimiento: se compone de los conceptos, hechos y cifras, ideas y teorías que ya están establecidos, y apoyan la comprensión de un área o tema determinado. Por ejemplo, "Conocer las principales funciones de los dispositivos digitales más comunes (por ejemplo, el ordenador, la tableta y el smartphone)".
- Actitudes: describen la disposición y la mentalidad para actuar o reaccionar ante ideas, personas o situaciones. Por ejemplo, "Apertura a compartir contenidos digitales que puedan ser interesantes y útiles para otros".
Entonces, ¿cuáles son exactamente las competencias digitales? En resumen, (Instituto de Estadística de la UNESCO, 2009) define las competencias digitales como "una serie de capacidades para utilizar dispositivos digitales, aplicaciones de comunicación y redes para acceder a la información y gestionarla". Permiten a las personas crear y compartir contenidos digitales, comunicarse y colaborar, y resolver problemas para una autorrealización eficaz y creativa en la vida, el aprendizaje, el trabajo y las actividades sociales en general. La UE ha adoptado la misma idea para definir las competencias digitales de las personas como parte de las competencias clave para el aprendizaje permanente (Comisión Europea, 2019):
"Las personas deben ser capaces de utilizar las tecnologías digitales para apoyar su ciudadanía activa y su inclusión social, la colaboración con los demás y la creatividad para objetivos personales, sociales o comerciales. Las competencias incluyen la capacidad de utilizar, acceder, filtrar, evaluar, crear, programar y compartir contenidos digitales. Las personas deben ser capaces de gestionar y proteger la información, los contenidos, los datos y las identidades digitales, así como de reconocer e interactuar eficazmente con programas informáticos, dispositivos, inteligencia artificial o robots".
Este concepto de competencias digitales se ajusta más a la idea de competencias para la población en general que a las de los profesionales de las TIC. El marco de la UE para las competencias digitales de los ciudadanos (DigComp), que se presentará más adelante, describe ampliamente las competencias digitales para los ciudadanos.
3. Categorías y niveles de competencias digitales
Hay dos categorías principales de competencias digitales: A) las generales aplicables al contexto común de la vida y el trabajo, y B) las profesionales para expertos en TIC.
En el caso de la primera categoría, los marcos generales de la UE como DigComp abarcan una gama de niveles de competencias digitales que van desde lo básico a lo muy especializado. El espectro de competencias digitales generales es amplio y variado. Van desde un nivel realmente de base (por ejemplo, el mero uso de un ordenador, una tableta o un dispositivo móvil para enviar correos electrónicos o navegar por Internet) hasta cierto uso moderado de las TIC (por ejemplo, herramientas de productividad y ofimática como el tratamiento de textos, la creación de documentos y/u hojas de cálculo) y algunas competencias TIC avanzadas (por ejemplo, capacidad inicial para desarrollar aplicaciones o programar o utilizar paquetes informáticos sofisticados de análisis estadístico). DigComp define ocho subniveles agrupados en cuatro grandes niveles de competencia: básico, intermedio, avanzado y muy especializado.
Por encima de estos niveles de competencias digitales generales, podemos encontrar competencias específicas para los profesionales de las TIC, por ejemplo, utilizar patrones de diseño de software o definir reglas para un cortafuegos (firewall) en una red. Existe un límite tenue y difuso, realmente difícil de definir estrictamente, entre los niveles más altos de competencias digitales de quienes no están específicamente cualificados como profesionales de las TIC y los niveles básicos de competencias de la profesión informática. Un buen número de las competencias en ese límite entre la competencia digital general y la profesionalidad de las TIC se sitúan, con frecuencia, en el contexto de empleos digitales híbridos como el de responsable de marketing digital o creador de prototipos digitales. La norma EN16234-1:2019 (CEN European Committee for Standardization, 2021). conocida como e-CF o e-Competence Framework, define 41 competencias digitales, decenas de ejemplos de habilidades altamente especializadas para ellas y hasta cinco niveles de competencia, que en su mayoría están por encima de los ocho niveles definidos por DigComp para los ciudadanos en general. El nivel 1, el más bajo de la norma EN16234, se refiere a las competencias profesionales más básicas, en las que los profesionales siguen, sobre todo, procedimientos bien definidos en situaciones estructuradas: por ejemplo, realizar pruebas sencillas de aplicaciones cumpliendo estrictamente instrucciones detalladas.
Las categorías y niveles de capacidades y competencias digitales también podrían complementarse con los contextos de actuación política. Por ejemplo, la Coalición para las Habilidades y los Empleos Digitales de la UE (Digital Skills and Jobs Coalition) menciona las siguientes:
• Competencias digitales para todos, para que todos los ciudadanos puedan participar activamente en la sociedad digital.
• Competencias digitales de los trabajadores para la economía digital.
• Competencias digitales para profesionales de las TIC, competencias digitales de alto nivel en todos los sectores económicos.
• Competencias digitales en la educación, para la enseñanza y el aprendizaje permanente de competencias digitales, incluida la formación del profesorado.
4. La importancia de la terminología y los marcos de referencia
Como también ocurre con los empleos digitales, el interés por las competencias digitales ha propiciado un prolífico periodo de iniciativas y propuestas de modelos y opciones de formación. El rápido desarrollo y el elevado número de opciones han dificultado, en bastantes ocasiones, la mejor comprensión del concepto de competencias digitales por parte del público en general, de los responsables políticos, de los empresarios, de los profesionales relacionados con la educación y la formación, etc. Esta situación es bastante similar a la vivida con la formación y certificación en lenguas extranjeras hasta que se publicó por primera vez el Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas (MCERL) en 2001. Antes, la definición de la competencia en lenguas extranjeras estaba sujeta a una selección poco clara de los certificados existentes en los diferentes sistemas o proveedores, por lo que resultaba difícil comparar los logros en idiomas de las personas.
Afortunadamente, la UE ha desarrollado el Marco de Competencia Digital para el Ciudadano (DigComp) para que actúe de forma similar a como lo hizo en el pasado el MCERL. DigComp ofrece una interpretación común de lo que es la competencia digital: la versión 2.2 (Vuorikari et al., 2022) se publicó en marzo de 2022. Como se indica en el marco, el modelo abarca los distintos niveles de competencia digital de los ciudadanos con cinco áreas de competencia (alfabetización en información y datos, comunicación y colaboración, creación de contenidos digitales, seguridad y resolución de problemas) y 21 competencias específicas, cada una de ellas descrita en ocho niveles de competencia (véase la Figura 1). Los niveles van desde "Básico" como etiqueta para los niveles 1 y 2 hasta "Altamente especializado" para los niveles 7 y 8. Como ya se ha indicado, estos niveles altos 7 y 8 son similares a los necesarios en profesionales de empleos híbridos o, en algunos casos, al nivel más básico de los empleos intensivos en TIC. La última versión 2.2 de DigComp puede potenciar una mayor homogeneidad en la interpretación de las competencias gracias al amplio conjunto de 250 ejemplos que incluye. Los siguientes son ejemplos de conocimientos, habilidades y actitudes para algunas de las competencias descritas en DigComp:
- Área 1 Alfabetización informacional y de datos, competencia 1.2 Evaluar y contenidos digitales, conocimiento, ejemplo 19: "Consciente de los posibles sesgos informativos causados por diversos factores (por ejemplo, datos, algoritmos, elecciones editoriales, censura, las propias limitaciones personales)"
- Área 2 Comunicación y colaboración, competencia 2.3 Colaborar mediante tecnologías digitales, habilidad, ejemplo 85: "Sabe utilizar herramientas digitales para facilitar y mejorar los procesos colaborativos, por ejemplo, a través de tableros visuales compartidos y lienzos digitales (por ejemplo, Mural, Miro o Padlet)"
- Área 4 Seguridad, competencia 4.2 Proteger los datos personales y la intimidad, actitud, ejemplo 188: "Confiar en realizar transacciones en línea tras adoptar las medidas de seguridad y protección adecuadas"

Dado que DigComp se dirige a la competencia digital de los ciudadanos en general, existen otros modelos complementarios centrados en otros contextos (por ejemplo, la educación) que pueden contribuir a la mejor aplicación y desarrollo de las competencias digitales. Por ejemplo DigCompEdu (Redecker y Punie, 2017) detalla 22 competencias organizadas en seis Áreas, no centradas en las habilidades técnicas, sino en cómo las tecnologías digitales pueden utilizarse para mejorar e innovar en la educación y la formación. También existe una versión denominada DigCompOrg (Kampylis et al., 2015) con siete elementos clave y 15 subelementos que pretenden ser un marco conceptual exhaustivo y genérico que refleje todos los aspectos del proceso de integración sistemática del aprendizaje digital en las organizaciones educativas. Este marco se complementa con la herramienta SELFIE (Self-reflection on Effective Learning by Fostering the use of Innovative Educational technologies).
Aunque todavía está pendiente un marco claro y sólido de competencia digital para el mercado laboral, podemos encontrar algunos casos preliminares de uso de DigComp para empleos en (Kluzer et al., 2020). Otro ejemplo es el proyecto EU4D que también creó, por primera vez, un marco de competencia digital para las pymes combinando DigComp y la norma EN16234-1:2019 (CEN European Committee for Standardization, 2021) para el fomento de las competencias digitales en los Estados de la Asociación Europea Oriental. Muchas iniciativas y modelos locales sobre competencias digitales han utilizado DigComp como base inicial para su desarrollo y actividad: la referencia (Kluzer y Pujol Priego, 2018) muestra un buen catálogo de ellas.
5. Evaluación de las competencias digitales
Dada la relevancia de las competencias digitales para muchos aspectos de la vida y el trabajo, no sólo es importante promover su desarrollo en todos los contextos (por ejemplo, en la educación, en el mercado laboral, en el aprendizaje a lo largo de la vida, etc.). La formación y la capacitación no pueden ser poco útiles si no disponemos de métodos para evaluar la competencia digital y, en definitiva, para conocer la capacidad real digital de una persona en la práctica. La implantación y consolidación de marcos y modelos de competencias digitales está aún lejos de ser generalizada, homogénea y clara en la práctica, por lo que el desarrollo de métodos y esquemas de evaluación sólidos no ha sido suficientemente relevante. Para entender la situación, habría que distinguir entre los mecanismos de evaluación o autoevaluación de competencias para individuos y el uso de indicadores generales que representen la adquisición de competencias digitales para grandes poblaciones y países.
5.1 Evaluación de competencias individuales
En la actualidad, podemos encontrar un buen número de propuestas de métodos y esquemas de métodos de evaluación de las competencias digitales a diferentes niveles: de hecho, en el análisis realizado por el proyecto para el EDSC (European Digital Skills Certificate) lanzado por la Comisión Europea se detecta que más del 70% de las 29 certificaciones existentes en Europa se crearon en los últimos 7 años. El panorama puede resultar confuso y difícil de comparar y comprender, ya que muchas de las opciones no han definido claramente sus fundamentos ni han aportado detalles para confiar en su capacidad para evaluar la competencia digital real de una persona.
Lógicamente, DigComp sirve de base para diferentes herramientas y métodos de evaluación. Frecuentemente estas aparecen como herramientas de autoevaluación. Uno de los ejemplos de estas herramientas es DigCompSAT (Clifford et al., 2020). Su enfoque "no pretende medir la competencia digital actual de los usuarios con vistas a su certificación o fines similares". Por ejemplo, la herramienta pide a los usuarios que declaren en una escala su capacidad percibida de habilidad para llevar a cabo algunas acciones, por ejemplo, "Sé cómo enviar, responder y reenviar correos electrónicos", el grado de conocimiento en algunos aspectos, por ejemplo, "Conozco herramientas digitales que pueden ayudar a las personas mayores o con necesidades especiales" o incluso el grado de adhesión a algunas actitudes, por ejemplo, "Cuando me enfrento a un problema técnico, intento identificar el problema paso a paso".
Otra herramienta es ¡Ponga a prueba sus competencias digitales! (Test your digital skills!) implementada por la Comisión Europea dentro del sitio web de Europass, y en la Plataforma de la Coalición de Competencias y Empleos Digitales (Digital Skills and Jobs Coalition) De nuevo, funciona como herramienta de autoevaluación, pero ofrece funciones adicionales:
- Solicita algunos datos sobre educación y ocupación para dar alguna orientación extra al final de la prueba, no sólo dando el nivel en cada una de las áreas DigComp sino también sugiriendo vías de aprendizaje.
- Como otras herramientas, vuelve a tener preguntas basadas en declaraciones de conocimientos, habilidades o acciones o hábitos percibidos por el usuario: por ejemplo, "sé copiar y mover archivos" respondiendo en una escala de capacidad o autonomía para cada caso.
- Pero también incluye las típicas preguntas tipo test de respuesta múltiple, con tiempo limitado para contestar, que comprueban los conocimientos sobre conceptos típicamente digitales: por ejemplo, "¿Para qué sirve una herramienta de borrado?" o "¿Cuántos dígitos hay en un código PUK?".
Existen tantas herramientas de autoevaluación alineadas con DigComp, desarrolladas por iniciativas locales o nacionales o, con frecuencia, como resultado de proyectos financiados por la UE en el marco de programas como Erasmus+, que es prácticamente imposible crear un catálogo fiable de las que hay. Por supuesto, existen algunas otras herramientas inspiradas en otros modelos o simplemente sin un vínculo claro con los marcos existentes de competencias digitales generales.
En el caso de las competencias profesionales TIC, el desarrollo de herramientas generales de autoevaluación es más difícil y menos eficaz, ya que la enorme variedad y sofisticación de los temas que es necesario abarcar recomiendan centrarse en un área específica en cada caso. Sin embargo, la existencia de la norma EN16234-1 (e-Competence Framework) permite trabajar con competencias generales de alto nivel aplicables a todos los ámbitos de la profesión de las TIC. Una aplicación relevante de esta idea es la herramienta de autoevaluación e-CF Explorer en la que los especialistas en TIC pueden generar un perfil de sus e-competencias a través de un cuestionario de autoevaluación y comparar el resultado con el perfil recomendado para cada una de las funciones profesionales comunes de las TIC.
5.2 Indicadores generales de competencias para grandes poblaciones
A nivel de política general, la UE ha desarrollado el DESI (Índice de Economía y Sociedad Digitales), un índice de muy alto nivel para resumir los indicadores sobre el rendimiento digital de Europa y seguir los avances en capacidad digital de los Estados miembros de la UE. Iniciado en 2014, el DESI cubre cuatro áreas principales de progreso digital (Capital Humano, Conectividad, Integración de la tecnología digital y Servicios públicos digitales). La primera área recoge la información relacionada con las competencias digitales, en primer lugar, considerando las competencias de los usuarios de Internet (1a), detectando a las personas con, al menos, competencias digitales básicas, las que tienen competencias digitales por encima de las básicas y las que tienen, al menos, competencias básicas en software. En esta primera área también hay indicadores sobre competencias avanzadas y desarrollo (1b) que contabilizan el número de especialistas en TIC, cuántas son las mujeres en la profesión, el número de empresas que realizan formación en TIC para sus empleados y el número de titulados en TIC.
La base metodológica de la parte 1a es una encuesta a los ciudadanos (European Union survey on ICT usage in Households and by Individuals) en la que se pregunta por el número de actividades realizadas durante los meses anteriores en cuatro dimensiones: información, comunicación, resolución de problemas y software para la creación de contenidos. Como ejemplo de preguntas, los ciudadanos encuestados declaran con qué frecuencia utilizan Internet (a diario, una vez a la semana, una vez en los últimos tres meses) o si han pedido bienes o servicios por Internet para uso privado en los últimos 12 meses.
La parte 1B se basa en encuestas e informes del mercado laboral y la educación. Los informes anuales del DESI son utilizados por los responsables políticos y las partes interesadas en la educación y otros ámbitos para supervisar la evolución de la cualificación de la población en capacidades y competencias digitales (véase ).
El último DESI 2022 (Comisión Europea, 2022) muestra que los porcentajes de personas menores de 54 años con al menos competencias básicas son elevados (entre el 55% y el 71% en función de la edad), mientras que los porcentajes más bajos corresponden a las personas de más edad (mayores de 65 años, 25%), los jubilados y las personas inactivas (29%) y las personas sin educación formal o con educación formal baja (32%). La media de la UE es del 53,9%. Además, el 26% de los individuos tiene competencias digitales por encima de las básicas.

5.3 Certificación de competencias digitales
Aunque estas herramientas son pertinentes y populares y contribuyen a dar a conocer el concepto de competencias digitales y las diferentes competencias que abarca DigComp, es necesario disponer de un mecanismo para evaluar eficazmente las competencias digitales de las personas. Diferentes estudios han demostrado que la percepción de las competencias digitales por parte de cada individuo y la realidad de su capacidad en la práctica no coinciden, con una sobreestimación frecuente de las propias capacidades de la persona. Por ello, la certificación es la base para acreditar de forma independiente y objetiva las competencias digitales de forma válida para terceros y es un elemento esencial para el desarrollo de las competencias digitales en todos los contextos.
En el caso de Europa, la certificación de competencias digitales generales sigue pareciendo confusa si se compara con el caso de la lengua que se apoya en el MCERL, comentado anteriormente. Existe una gran variedad de oportunidades de formación y certificación de competencias digitales ofrecidas por diversas organizaciones y gobiernos, aunque pocas con una cantidad relevante de actividad, es decir, millones de certificados (por ejemplo, ICDL, Microsoft MOS, etc.). Estas certificaciones funcionan de forma diferente a las herramientas de autoevaluación: comprueban la identidad de los candidatos y garantizan que realizan las tareas y preguntas de las pruebas por sí mismos, sin ayuda adicional de documentación o de asistencia de personas. En lugar de preguntas sobre hábitos del candidato y algunas sobre conocimientos, las pruebas también exigen responder a preguntas sistemáticas sobre conocimientos (por ejemplo, normalmente en forma de preguntas de opción múltiple), pero sobre todo realizar algunas tareas directamente en el entorno informático real, donde el sistema comprueba si el resultado es correcto: por ejemplo, subrayar la palabra "xxx" en el texto dado, recuperar un archivo eliminado de la papelera de reciclaje, establecer una contraseña para un archivo, etc.
Sin embargo, es difícil establecer un título o certificado fácilmente reconocible y adoptado masivamente de facto en el mercado laboral o en la enseñanza. Esta es la razón por la que el Plan de Acción de Educación Digital 2021-2027 incluyó como acción 9 "Desarrollar un Certificado Europeo de Competencias Digitales (EDSC) que pueda ser reconocido y aceptado por gobiernos, empleadores y otras partes interesadas en toda Europa". Así, la CE las lanzó, en febrero de 2022, una licitación para un estudio de viabilidad que explore escenarios para el Certificado Europeo de Competencias Digitales (EDSC) que ofrecerá las conclusiones pertinentes a finales de 2023 y definirá mejor una solución viable para este EDSC. Los informes provisionales ya publicados apuntan a un sistema de reconocimiento de las certificaciones existentes con un sello de calidad donde se refleje el cumplimiento de ciertas características deseables tanto en la parte técnica de las pruebas como en los procesos asociados y su gestión.
Si nos referimos a la certificación de competencias digitales avanzadas y a las destinadas a los profesionales de las TIC, el escenario es ligeramente distinto. Ya existe un gran número de certificaciones en el mercado: algunos catálogos no oficiales y no exhaustivos han identificado más de 1.300 de más de 160 proveedores diferentes. Hay dos tipos principales de certificaciones profesionales de TIC: las de los proveedores técnicos (por ejemplo, Microsoft, CISCO, Oracle, etc.) que sirven como principales cualificaciones de capacidad de uso de sus herramientas y tecnología y las de entidades independientes (por ejemplo, ISACA para las certificaciones de seguridad informática, AXELOS sobre gestión de servicios ITIL, etc.) centradas en metodologías, modelos, buenas prácticas o normas internacionales. Hay muchos niveles de exigencia para obtener certificaciones, desde la capa de principiantes con pruebas sencillas hasta las certificaciones de expertos con pruebas, ejercicios prácticos y revisión del CV incluso con entrevistas. Algunas de ellas también requieren un mantenimiento periódico por parte de la persona certificada para mantener esa condición. Como muestran los estudios (García-García y Fernández-Sanz, 2007) las certificaciones TIC representan una posible opción interesante para acceder al mundo profesional de las TIC para quienes no tienen una sólida formación o trayectoria educativa en TIC; también sirven para potenciar la especialización de los titulados en TIC.
Referencias
CEN European Committee for Standardization, 2021. EN 16234-1:2021, e-Competence Framework (e-CF) - A common European Framework for ICT Professionals in all sectors - Part 1: Framework.
Clifford, I., Kluzer, S., Troia, S., Jakobsone, M., Zandbergs, U., 2020. DigCompSAT. A Self-reflection Tool for the European Digital Competence Framework for Citizens. Publications Office of the European Union, Luxembourg.
European Commission, 2022. Digital Economy and Society Index (DESI) 2022. Thematic chapters, Digital Economy and Society Index (DESI).
European Commission, 2019. Key Competences for Lifelong Learning, Education and Training. European Union.
García-García, M.J., Fernández-Sanz, L., 2007. Perception of education and personal accreditations by IT professionals in Spain. Upgrade VIII, 46–55.
Kampylis, P., Punie, Y., Devine, J., 2015. Promoting Effective Digital-Age Learning. A European Framework for Digitally-Competent Educational Organisations. Publications Office of the European Union, Luxembourg.
Kluzer, S., Centeno, C., OKeffee, W., 2020. DigComp at Work. The EU’s digital competence framework in action on the labour market: a selection of case studies. Publications Office of the European Union, Luxembourg.
Kluzer, S., Pujol Priego, L., 2018. DigComp into Action: Get inspired, make it happen. A user guide to the European Digital Competence Framework. Publications Office of the European Union, Luxembourg.
Redecker, C., Punie, Y., 2017. DigCompEdu: Digital Competence Framework for Educators. Publications Office of the European Union. https://doi.org/10.2760/159770
The UNESCO Institute for Statistics, 2009. Guide to Measuring Information and Communication Technologies (ICT) In Education (No. Technical Paper No. 2). UNESCO.
Vuorikari, R., Kluzer, S., Punie, Y., 2022. DigComp 2.2: The Digital Competence Framework for Citizens - With new examples of knowledge, skills and attitudes. Publications Office of the European Union, Luxembourg.